LEÍDA 30-06-2013 |
LA ESPADA CINCEL
_No conoce el jinete el trato que otorgara al
jamelgo hasta que no lo monta.
_Quien se sabe noble no necesita de nadie que se lo
recuerde y hasta huye de los fastos innecesarios._El rey concede y el hidalgo apechuga.
_Nace en cama agradecida aquel que aprecia el
caballo regalado y solo el ingrato se muestra minucioso con su dentado.
Gil de Siloe su hijo Diego de Siloe, Alejo de Vahia
y Juan de Flandes constituían junto con Felipe Vigarny y Juan de Balmaseda, la generación
de los jóvenes escultores, celosos de su pasado, pendientes de su futuro y
laboriosos en el presente, (Todavía estaba la competencia de Juan de Juni un
año después)Valladolid, 1527. Alonso Berruguete, en edad madura, firma el contrato para esculpir su mejor obra, el Retablo de San Benito. No obstante su mecenas, el abad Alonso del Toro, se retracta de lo acordado, pues juzga las tallas como "impropias". De fondo la corte de Carlos V, que en ese año de estancia en Valladolid ve nacer al futuro Felipe II. Las convulsiones personales y de la época empujan al escultor palentino a perfeccionar su estilo, y también su carácter. Su cincel, repleto de furia apasionada, desgarra la madera como el filo de una espada.
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